Moria es una experiencia de teatro inmersivo. Una forma de teatro envolvente en el que el público es libre de elegir cómo vive la experiencia. Las dinámicas y la relación con el público son muy diferentes y el espectador tiene la posibilidad de construir su propia historia. En esta propuesta el espacio cobra una gran relevancia, llegando a incidir directamente sobre la dramaturgia.
La audiencia no se compone de espectadores pasivos sino que estos forman parte de la puesta en escena, por pequeño que sea su papel, están sumergidos en la acción.
Están autorizados a explorar el espacio escénico como quieran. Son invitados a convertirse en parte activa de la actuación. Las líneas entre el intérprete y el público y entre la ficción y la vida están borrosas.
La audiencia se sumerge en la historia. Ya no solo es testigo. Está en el lugar de los acontecimientos sin un proscenio que lo separe de la acción dramática. ¿Por qué va a seguir el teatro exigiendo un público principalmente pasivo? El público mira a esta tragedia con indiferencia cada día, desde la pantalla de su dispositivo. ¿Será distinta su manera de ver la realidad si por un momento de su vida forma parte de ella?