Yeray Rodríguez nos propone un viaje a lomos del verso improvisado, un viaje en el que el punto cubano como género y la décima como estrofa predilecta para la improvisación ocupan un lugar central, pero donde también pueden caber las polcas y las cuartetas o el romance. Ninguna actuación será igual a otra. La tradición verseadora permitirá que cada acto sea singular, que cada encuentro con el público nos depare sorpresas y aportaciones que harán único el espectáculo propuesto, que bien podrá dedicarse, por su naturaleza original e improvisada, a un sinfín de propósitos.   El punto cubano, declarado Patrimonio Mundial Inmaterial por la Unesco en 2017 a petición de Cuba, goza en Canarias de una vitalidad que no podía intuirse hace años. Yeray Rodríguez es sin duda una de las figuras más relevantes en la actualidad y su trayectoria explica de algún modo el momento que el género vive en unas islas que acuden masivamente a sus festivales internacionales de improvisación y en las que cada vez más niñas y niños cantan décimas. La décima, la estrofa del siglo XVI que se canta sobre el patrón del punto cubano, no ha renunciado en estos siglos a tener una vida escrita pero tampoco renuncia a su vida oral y a las extraordinarias posibilidades que cada espacio, especialmente americano, le ha dado: desde las milongas del sur de América hasta el huapango arribeño de la Sierra Gorda, manifestaciones que también acostumbran a tener su espacio en las actuaciones de Yeray Rodríguez.   En cada uno de los formatos propuestos, Yeray Rodríguez se acompaña de talentosos músicos y en su caso verseadores y cantadores grancanarios a los que sumará siempre que sea posible a los jóvenes integrantes de la Escuela de Verseadores de Gran Canaria, que también dirige. El público, como decíamos más arriba, sea virtual, presencial o semipresencial, será protagonista del acto aportando ideas, palabras y frases que se convertirán en estrofas a través de la improvisación y el talento de los participantes.