CONSTANCIA
Hacer un clásico implica discutir y reafirmar su validez. Ponerse en la línea de su tradición, pero apuntar hacia una dirección en el futuro. A su vez, los nombres que siempre pesan traen consigo un linaje, pero también prejuicios y expectativas. Hacer un Calderón, no es lo mismo si quien lo hace es otro Calderón. El juego de proponer un Calderón al cubo, tomando una obra que escribió Calderón de la Barca, interviniendo desde la escritura y la dirección contemporánea tanto Guillermo Calderón como Gabriel Calderón, impone una toma de decisiones. Hemos decidido quemar la biblioteca- parafraseando a Borges- trabajar con el texto como si estuviese perdido, como si ya no pudiéramos acceder a él, como si lo soñáramos mal, tradujéramos peor, tal vez
traicionando a Calderón, pero siendo fieles al Teatro.